viernes, 8 de diciembre de 2006

¿Dónde está el Paraíso?

Según aquel juego al que hace alusión Vargas Llosa en su libro, el Edén está en la otra esquina.

Suena a aquello de que la “grama de mi vecino es más verde”, o “me voy para Nueva York en busca de unos centavos”, o “cuando yo sea grande…”.

Muchas personas copian este programa en el que el Shangri-La siempre está en tiempo futuro o en una tierra remota e inaccesible.

Pero ¿Qué es el Paraíso?. ¿Será la idealización de aquel lugar en el que todos logran encontrar la máxima felicidad posible?, lo que nos lleva a preguntarnos ¿Qué hace falta para ser feliz?.

Muchos creen que serán felices cuando se hagan la próxima cirugía plástica, o cuando logren el ansiado ascenso en la Compañía, o cuando tengan tanta plata como Bill Gates, solo para encontrarse que aún cuando logren estas metas no han llegado porque siempre el Paraíso, como en el cuento del gallo pelón, se encuentra en la otra esquina.

¿Será que el Paraíso siempre puede estar aquí, con nosotros, sin más nada? ¿Será que es un estado mental de autosatisfacción? Algo así como que al levantarnos dejemos de ver que la grama del vecino es más verde, ni siquiera caer en aquello de que nuestra grama es igual de verde o más que la del vecino, tal vez hasta nos demos cuenta que no sembramos grama si no topochos y disfrutemos por igual de los topochos de nuestro jardín como de ver la grama del jardín vecino.

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