Dime por qué la tristeza
si está tan linda la noche;
adornada con tu belleza
y con mil estrellas en su derroche.
Dime por qué el rocío
en tu mirada reposa,
si sabes que es tuyo todo lo mío
en esta noche gozosa.
Dime por qué el tiempo
cuando respiras se estanca,
si esta noche vine a tu encuentro
a regalarte mi serenata.
Dime si algo te hice,
que respuesta solo espero una
y te comprendo cuando me dices:
se me ha perdido la luna.
Lc 21,5-11 nos enseña lo efímero que puede ser todo lo bello que se encuentra en el mundo. Todo pasa. Las cosas que un día fueron, ya no son; lo que ahora nos causa admiración llegará un día en que no quedará rastro de ello. Lo único que permanece es Dios. Es lo único que no cambia, que no muta (P. Ernesto María Caro; www.evangelizacion.org.mx). Este blog es sobre aquello que nos ocupa o nos impresiona; sobre reflexiones e ideas; sobre lecciones para vivir y morir en paz.
miércoles, 2 de enero de 2008
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